Los derechos de autor

Creo que nunca he escrito aquí sobre los derechos de autor. Pues hoy toca.

Hace unos días escuché una canción cualquiera y la visualicé para actualizar el booktrailer del libro. Se apropió de mi cabeza y no me liberó hasta que acabé la tarea. Lamento no poder mostrar al mundo el resultado, pero no tengo los derechos de la música usada. Aunque me disguste, lo asumo como algo correcto. Y, sobre todo, lógico.

Ha de valorarse (allá cada uno el cuánto y el cómo) lo que otro ha creado. Esfuerzo, ingenio o simplemente talento fueron necesarios para esa creación. Solo por eso, no puede ser robado y usado por otros para su provecho sin el permiso específico del padre de la criatura. Así de sencillo.

¿Por qué se duda de algo tan simple? Bueno, en realidad lo sé. Es el ladrón que todos llevamos dentro y que cada uno deja salir de modo diferente. A veces ese ladrón es pequeño (y “solo” se descarga una canción de una web pirata) y otras veces es mayor (y usa la creación para enriquecerse). Y yo no puedo enseñar la obra de arte en que ha quedado convertido mi booktrailer, solo por ser consecuente conmigo mismo. ¡Qué cosas! Al menos espero que mi obra se respete igual…

Felices lecturas.

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Eduardo Noriega

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Natural de San Vicente de la Barquera, Cantabria, de las leonesas tierras del Órbigo y de otras partes del mundo por donde he ido dando tumbos…

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