Los blasones de Homeria

En estos días estoy leyendo algo sobre Heráldica, ciencia (o arte) del blasón. Apasionante. A raíz de esto, me sorprendo reescribiendo las descripciones de los emblemas de las más importantes familias de Homeria. De momento, he terminado ya con los dos principales: los Ferrison y los Mongaut.

De modo que he actualizado esa parte, que en esta web se encuentra en el apartado de Personajes, para cada una de esas familias.

Poniéndome en la piel de algún heraldista de la época, he tratado de hacerlo como lo haría algún especialista otonomio o furtiveliano, perfecto conocedor de sus emblemas. A saber cómo ha quedado… en la próxima edición de los apéndices, se recogerá ya de este modo.

Aunque es largo, lo copio aquí también, por si alguno quiere echarse unas risas 😂.

Felices lecturas.

MONGAUT-OTONOMIA: «Los colores propios de la familia Mongaut son el azul y el dorado, lo que se recoge en los esmaltes de su escudo. Su emblema es un escudo de viñeta, campo llano y con dos figuras, con jefe angrelado en dos y punta en pico simple, de doble curvatura. Sus proporciones son de seis partes de alto por cinco de ancho. Una de las figuras es artificial, una torre en oro, y la otra quimérica, un guiverno contornado en sable (negro) rampante, resaltado sobre ella. La torre, descentrada hacia el flanco siniestro para que la escena completa se vea centrada, representa su castillo capital, El Risco, plaza que se asegura nunca ha sido tomada por fuerzas enemigas. El dragón representa a la familia Mongaut, como el animal poderoso e inmemorial que gobierna en Otonomia desde que el tiempo es tiempo, pues orgullosamente ostentan el título de la familia más antigua de Homeria, aunque solo los miembros del propio clan Mongaut se reconozcan tal dignidad. La orientación hacia el flanco siniestro del guiverno no ha podido ser demostrada como signo alguno de bastardía en la familia condal y ha de atribuirse más bien a una desmesura del artista que concibió el escudo que, llevado de su propia inspiración, se olvidó de las estrictas normas del noble arte del blasón. El fondo del campo tras la escena es azur cielo, en llamada al territorio del condado, bien surtido de lagos, ríos y otras fuentes del líquido elemento, así como a la sangre de sus hombres, o al menos la de su familia regente. La bordura, disminuida a un treintavo del ancho del escudo, queda pues como una filiera en la mayoría de las representaciones de este escudo, lisa, en esmalte azur, de tono oscuro, casi índigo. Algunos heraldistas, sin base cierta, aseguran que este azur se refiere al río Kas que, como es sabido, igual que la bordura hace con el escudo, rodea todo el castillo de El Risco. Ocasionalmente representado con algún tipo de brisura, timbre, casco con o sin cimera y otros elementos decorativos de gran variedad, el escudo se muestra en este tratado sin ellas, en la idea de total sobriedad que acompaña a la familia Mongaut desde hace generaciones. No hay constancia de representación alguna del emblema Mongaut exornado con lemas, lambrequines, tenantes o soportes.»

FERRISON-FURTIVELIA: «Los colores inherentes a la familia Ferrison son el negro y el amarillo, esmaltes ambos que dominan en su escudo familiar. El emblema es un escudo entado con línea ondulada, pues la entadura representa el perfil de la tierra del ducado, y no con la punta que mostraría una pieza entada al uso. El jefe es recto y la punta de pico, con curvatura simple que nace desde el centro de los flancos. Las proporciones, al uso de la época, son de seis de alto por cinco de ancho. Se muestra en él una figura natural: un naranjo en oro (amarillo) con las frutas en naranja, sobre el que se encuentra acostada un hacha. El árbol representa las ubérrimas tierras furtivelianas, conocidas en toda Homeria por la calidad y cantidad de sus cultivos, esmaltado en el color de la familia para que quede claro a todo aquel que contemple el emblema que todo cuando hay en el ducado Ferrison es de su propiedad. Las naranjas, con forma de bezantes de menor talla de lo habitual, en su mayoría cargan el árbol, aunque alguna puede mostrarse resaltada, especialmente en la zona inferior de la copa. Suelen ser catorce o quince, si bien no existe un número único y se tiene noticia de emblemas Ferrison que muestran más de una veintena de frutos. Según el artista, pueden mostrarse en esmalte aurora o leonado, si bien el primero es más habitual, especialmente en los ejemplares de mayor antigüedad. El hacha, descentrada hacia el flanco diestro y en barra sobre el tronco, tiene su hoja apoyada en el piso, en franca demostración de intenciones pacíficas, aunque su importante tamaño y que el filo apunte al cielo manifiestan al tiempo la potencia guerrera de los furtivelianos, que podría hacerse efectiva llegado el caso. Mango en metal cobre (marrón) y hoja en plata terminan de configurar esta figura tan habitual en todas las panoplias que decoran el Palacio de Jade. El naranjo se encuentra resaltado sobre el entado del terreno, en filetes gules (rojo) y sable (negro) alternativos, clara referencia a los afamados caldos furtivelianos y a los minerales y gemas extraídos de sus minas que tan poderosa han hecho al clan Ferrison. El fondo del campo tras la escena es uno de los más complejos que se recuerdan entre los blasones homerinos, pues no tiene un único color: en el jefe se muestra con esmalte plata (blanco) que varía poco a poco hasta llegar allí donde toca el suelo, donde se muestra en sable (negro). Algunos heraldistas son de la opinión de que esto pretende mostrar el discurrir del tiempo y el paso de los días, desde la claridad de la aurora hasta la negrura de la noche, si bien no hay opinión única ni datos inequívocos sobre la cuestión, siendo esto algo que se pierde en la noche de los tiempos. La bordura, disminuida hasta un veintavo del ancho del escudo, es por lo tanto una filiera lisa en azur (azul) mixturado con sinople (verde), resultando un esmalte turquesa que hace referencia a los Mares Circundantes que bañan las costas y a los ríos que riegan el territorio del ducado. La familia Ferrison, muy proclive a elementos decorativos, suele ornar su emblema con gran variedad de timbres (siempre que no sean coronas), siendo el más usual de todos ellos los lambrequines.»

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Eduardo Noriega

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