Era uno de los libros que tenía pendiente desde hace tiempo. Más allá de la opinión de cada uno o de las miles de críticas que se habrán escrito (es de 1858, así que tiempo ha habido), lo cierto es que influyó en muchos de los grandes del género. La introducción de esta edición es de C.S. Lewis, para que nos hagamos una idea, quien dijo de Macdonald que era su maestro y que no imaginaba “escribir un libro en el cual no haya una alusión a su obra”.
Lo que más me ha dado a pensar ha sido la importancia de la innovación en la literatura. Hoy en día, tal vez esta novela pasaría desapercibida. Pero cuando fue escrita, no había nada igual. De ahí su influencia, su impacto y su sitio en la posteridad.
¿Conexiones con “El Libro Lacre”? No muchas, aunque deba rendirle homenaje, lo que hago con estas letras. Tras su lectura no puedo dejar de pensar en su parecido con el Quijote (un caballero con la imaginación por las nubes emprende un viaje en el que sucesos maravillosos le conducen a su propio descubrimiento), pero seguro que esto es por el impacto que tuvo en mí la gran novela de Cervantes.
En cualquier caso, recomendable. Y con una de las más hermosas y esperanzadoras descripciones de la Muerte que he leído, en su penúltimo capítulo. Felices lecturas.