Eduardo Babá y las cuarenta preguntas

Cuando todo se desmadra, alérgico a los maniqueísmos y a los análisis simplistas de cuestiones complejas, incapaz de pensar soluciones, me da solamente por creerme primo de Sócrates y hacerme preguntas.
231111 cueva ladrones preguntas

Seguro que me disperso (sólo pienso en una cosa) pero, como soltero en el día de mi nombre, me siento con derecho a enrollarme. A ver a cuántas de esas preguntas llego…

  1. ¿Por qué nos sorprende que, cuando las circunstancias lo aconsejan, los partidos políticos, de todos los colores, firmen tratados con quien sea para conseguir su cuota requerida de poder?
  2. ¿Por qué olvidamos anteriores alianzas entre partidos que, según sople el viento, eran amigos o enemigos de cualquier otra ideología, incluso de alguno «que niega la violencia machista, que usan el trazo gordo, que están deshumanizando a los inmigrantes y despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTB» tras decir que nunca se gobernaría con ellos?
  3. ¿Por qué nos indigna que unos partidos que tienen «como finalidades alcanzar la soberanía de Cataluña» (PDeCat) o que «consideran que la vía para ello (para sus objetivos principales) es conseguir la independencia de Catalunya» (ERC) o son «instrumentos de realización de proyectos políticos nacionalistas» (PNV), por poner sólo alguno, hagan todo lo que esté en su mano encaminado a ese fin? Nosotros mismos creímos adecuado que partidos políticos con esas intenciones declaradas formasen parte de nuestras instituciones.
  4. ¿Por qué seguimos votando a partidos cuyos líderes mienten (o «cambian de opinión»), roban, prevarican, trafican con influencias, usan más las puertas giratorias que el botones de un hotel o tienen la época franquista como referente? Sabio Cuervo Ingenuo…
  5. ¿Por qué la violencia es más o menos grave según quién sea agraviado? Toda ella es deleznable y perseguible, toda ha causado daño a algún inocente: hacer escraches a Soraya, acosar la casa de Pablo, secuestrar y asesinar a Miguel Ángel o, por ser lo último, atemorizar a los trabajadores y vecinos de las sedes socialistas, entresacadas sin pretender compararlas.
  6. ¿Por qué en 2017 se acusaba a unos de no seguir las leyes y, cuando lo hacen, aprovechando la debilidad de algún candidato para conseguir prebendas, pero dentro de las normas democráticas que marcan la formación de un gobierno, no se es capaz de asumir que lo que antes espantaba es lo que no se está haciendo ahora? Éste es el juego al que todos jugamos, no rompamos la baraja cuando no nos gustan las cartas.
  7. ¿Por qué se deja figurar en unas instituciones a alguien que debería velar por el bien del territorio entero al que esa institución representa, pero solamente busca aprovecharse para escapar de él mientras vive a su costa? Lo primero que se debería exigir a cualquier diputado es que con sus acciones busque el beneficio del estado cuyo parlamento lo acoge, da igual la fórmula que use para jurarlo. Que lo jure por Snoopy, si lo cumple.
  8. ¿Por qué la búsqueda de la independencia siempre es la excusa para distraer la atención de los problemas internos? Pasó con el «tres per cent» y vuelve a pasar, explotando sentimientos y estupideces del vulgo para conseguir que se aparte la mirada de lo que realmente necesita atención.
  9. ¿Por qué algún partido no se pregunta qué ha hecho tan bien en los últimos años como para que se formen alianzas inverosímiles entre otras agrupaciones con tal de que ellos no lleguen al poder?
  10. ¿Por qué la Justicia ha logrado tener ese descrédito con el que ahora está manchada, según hablan tanto, especialmente quienes no hacen nada más que hablar?
  11. ¿Por qué sigue existiendo ese invento diabólico llamado disciplina de partido que obliga a que todos voten lo mismo ante cualquier cosa, opinen lo que opinen, por seguir al líder, aunque lo que ese líder propugne sea lo contrario de lo que dijo hace apenas unas semanas y quizá sea distinto de lo que piensa el elegido supuestamente por sus propios méritos para un escaño?
  12. ¿Por qué cada uno interpreta algo tan objetivo como son los números (léase votos) para que todos puedan decir sin que se les caiga la cara de vergüenza que lo que están haciendo es «lo que han votado» todos? Espero que esto consiga que nos fiemos de los números sólo en lo que ponen en la factura eléctrica, y no en encuestas, informes, cotizaciones o de las razones que motivan las variaciones del precio del dinero.
  13. ¿Por qué todavía no nos hemos dado cuenta de lo influenciables que somos como masa, como rebaño, que nos creemos casi cualquier cosa, que repetimos proclamas sin pensarlas, que buscamos en la manada la protección para enmascarar actos que nunca haríamos en solitario?
  14. Hablando de números: ¿por qué hay dos bandos que, en vez de agraviarse a todas horas, no se dan cuenta de que, si llegaran a un acuerdo, sus representantes sumarían el 73% de los escaños, una mayoría con la que trabajar sin depender de los supuestos antojos de nadie? Claro que es muy complicado para el orgullo de algunos pelearse un día ante los micrófonos y al siguiente ser los mejores compañeros de cama… ¿o quizá no tanto?
  15. Sigamos con los números. ¿Por qué en un maravilloso país en el que cada año hay más millonarios pero cada año aumenta el 20% de la población que está en riesgo de pobreza, en el que hay 2.76 millones de parados, hacen falta 15.000 enfermeras y 5.000 médicos en el sistema sanitario, el nivel educativo disminuye al mismo ritmo que aumenta la precariedad del profesorado, la vivienda digna es inasequible en la mayoría de las ciudades, se está matando al medio natural junto con el mundo rural o uno de cada tres jóvenes tiene como mayor aspiración de su vida ser influencer porque no ve otra salida mejor, la preocupación que ha logrado que todo el mundo se lleve las manos a la cabeza es que los elegidos por nosotros mismos fabriquen acuerdos?
  16. Igual que los números, la Historia es otra de las grandes cuestiones espuriamente utilizadas para justificar cualquier cosa. ¿Por qué no nos damos cuenta de que todos los hechos históricos tienen muchas facetas y tiempos, que, según a dónde o cuándo nos retrotraigamos, casi todo puede tener una causa justa, casi todos los reinos fueron infames, casi todos los gobernantes causaron dolor o casi todos los pueblos han sufrido más que gozado?
  17. ¿Por qué la empatía es tan ignorada o desconocida entre nuestras clases dirigentes? Ya lo dijo el amigo Atticus Finch, que «nunca conoces a una persona hasta que no has llevado sus zapatos y caminado con ellos». Aquí nadie se calza los zapatos de nadie que no sean los muy caros y muy elegantes suyos.
  18. ¿Por qué se actúa desde los gobiernos de turno sólo para unos pocos, que muchas veces ni siquiera son sus electores, cuando han sido elegidos para gobernar y representar a todos, no sólo a los suyos?
  19. ¿Por qué nunca los partidos políticos cumplen con su trabajo de llegar a acuerdos entre los diferentes para buscar el bien común? Parafraseando a alguien, «es más difícil que dos partidos políticos de colores opuestos lleguen a un acuerdo que un camello pase por el ojo de una aguja».
  20. ¿Por qué se utilizan los idiomas como arma para conseguir objetivos políticos que en su mayoría llevan a la confrontación, cuando las lenguas fueron creadas para todo lo contrario, para entenderse, para comunicarse, para crear belleza, y no para discutir por ellas o imponerlas?
  21. ¿Por qué nadie ha aprendido nada de lo que sucedió con el Brexit, cuyo resultado se debió gracias a mentiras probadas y que ha conducido a que el Reino Unido esté ahora tan, tan, tan, tan mejor de lo que estaba antes?
  22. ¿Por qué se creen algunos que en caso de convertirse en un fenomenal y gran país (escrito esto sin ironías) extirpado de un actual miembro de la UE iban a tener con ellos unos criterios de acceso a esa misma UE distintos de los de los que tienen todos los demás países? Estarían fuera por un tiempo bien largo…
  23. ¿Por qué en un mundo en el que no puede creerse en nada, en el que las fake news son el pan de todos los días, en el que la mentira campa a sus anchas, nos apartamos de las leyes y los tribunales que las interpretan, lo único que, aunque tenga fallos, puede ser algo parecido a una guía?
  24. ¿Por qué hoy se apoya a los violentos, mañana se intenta evitar mencionarlos, pasado mañana no se habla de ellos y al otro, iluminados de repente, se cambia el rumbo y se condena toda la violencia? ¿Será porque vivimos en un mundo en el que el postureo importa más que la realidad?
  25. ¿Y por qué cuando se ha cambiado de opinión los que echaban en cara como algo malo la opinión previa ignoran ese cambio y dicen que no se lo creen? ¿De qué vale entonces que se haga lo que se llevaba días reclamando?
  26. ¿Por qué no nos hemos dado cuenta todavía todos de que vivimos en un país plural, con culturas, ideas, sentimientos, gastronomías, lenguas, incluso partidos varios, que van más allá de nada más que dos modos de verlo todo? Si lográsemos hacernos a esa idea y trabajar en consecuencia, yendo más allá de la lícita intención de que sólo sea uno quien gobierne a todos los demás imponiendo sus puntos de vista sin más opciones, mejor nos iría.
  27. ¿Por qué un gobierno ha de basarse en un pacto entre dos que se detestan y se vende como si fueran dos aliados que tienen un objetivo común y que al fin se han encontrado? ¿Será porque es imposible hallar dos que no se detesten?
  28. ¿Por qué siguen estando más vigentes que nunca aquellas palabras de Groucho cuando dijo «si no le gustan mis principios, no se preocupe, que tengo otros»?
  29. ¿Por qué desde hace unos años cada ley tiene que llegar hasta las más altas instancias para ser juzgada antes de nacer, sólo porque no agrada al partido contrario al que la ha redactado? Antaño el Tribunal Constitucional nunca trabajó tanto como hogaño, cuando ya no se trabaja para ganarse al electorado y hacer leyes mejores cuando sea tu turno, sino que se trata de tumbar todas las que no te gustan.
  30. ¿Por qué la separación de poderes es un concepto cada vez más devaluado?
  31. ¿Por qué se queja tanto todo el mundo, si esto que nos sucede nos lo hemos buscado todos al elegir a esos partidos o personas que venden buscar lo mejor para su país cuando sólo buscan el bien propio, su supervivencia porque no han hecho nada más en su vida, ventajas para sus amigos o alimento para su ego? Apechuguemos, pensemos bien el voto siguiente y confiemos en que en ese nuevo turno las cosas salgan mejor.
  32. ¿Por qué se puede prometer cualquier cosa y, si luego no se cumple, o si a alguien le escandaliza lo dicho en el atril, basta exculpar al bocazas con un simple «ah, pero es que eso lo dijo en un mitin durante la campaña», cuando es precisamente ése el momento en el que más fiable ha de ser la palabra de todo político que se precie?
  33. ¿Por qué nadie se da cuenta De lo distintos y al tiempo parecidos que son los bandos opuestos, independistas o no, unos desprestigiando la iniciativa privada cuando consigue el éxito y otros, como aseguró el periodista nada rojo Emilio Romero, que «gobiernan únicamente para 200 familias y, como con eso no se pueden conseguir votos suficientes, tienen necesariamente que mentir»?
  34. ¿Por qué no se cambian las normas para instaurar una segunda vuelta a elegir entre dos candidatos, que haga imposible la amenaza de una eterna repetición de elecciones, vista la incapacidad de nuestros representantes para llegar a los obligados acuerdos que den lugar a gobiernos con expectativas de no repeler al menos a la mitad de sus representados?
  35. Hablando de mitades: ¿por qué cuando menos de la mitad de los pobladores de un territorio tiene una ideología determinada sus representantes se arrogan la voluntad de todos, absolutamente todos ellos? ¿Cuántos han de estar de acuerdo con un proyecto político en entidad tal como crear un país diferente para que sea justo cambiar radicalmente lo que ha conducido a cuarenta años de progreso, aunque sea, como no puede ser de otro modo, un progreso imperfecto?
  36. ¿Por qué algunos se indignan tanto cuando otros quieren marcharse de un lugar? Nadie debería estar forzado a permanecer donde no quiere.
  37. ¿Por qué nadie ha preguntado a las instituciones europeas si lo que se quiere hacer, sometido como está todo a su gobernanza, es algo de acuerdo a sus principios y legislación o no?
  38. ¿Por qué no se analiza con el detalle y la objetividad debidos las cuentas de lo que supondría la salida de un territorio de un país? Por desgracia, al final de casi todo está el dinero y esas cuentas, que pueden echarse y nadie hace, seguro que darían información útil para que quienes ahora son partidarios más o menos fanáticos de una causa, pudieran tomar una decisión con los datos ciertos que su buen juicio merece.
  39. ¿Por qué unas amnistías son tan malas y otras no? Igual de repelente es que se libren de la justicia unos encausados, juzgados y condenados (no parece ser por capricho de un día) por el procés que unos defraudadores a las arcas del estado que en lugar de cárcel hallaron beneficios fiscales cuando aparecieron por arte de birlibirloque miles de millones hasta entonces ocultos en paraísos fiscales. ¿Por qué sigue existiendo algo llamado paraísos fiscales?
  40. ¿Por qué somos como somos?
Más sobre las cuarenta preguntas:

Deberíamos tal vez pensar en las palabras de un tal Jorgito Noséqué que, en un país por entonces naciente cuyo nombre no recuerdo, allá por 1796, cuando le quedaba poco de mandamás, dijo que «es probable que los partidos políticos se conviertan en potentes motores mediante los cuales hombres astutos, ambiciosos y sin principios podrán subvertir el poder del pueblo y usurpar para sí mismos las riendas del gobierno”, o el mucho más cercano y prosaico Don Estanislao Figueras y Moragas, primer presidente de nuestra primera república (esta palabra también daría para muchos porqués) cuando, en un ataque de buen juicio, dicen que dijo «estoy hasta los cojones de todos nosotros».

Pues eso.

Felices lecturas.

Picture of Eduardo Noriega

Eduardo Noriega

¿Te ha gustado? ¡Compártelo!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram

Mis libros

Últimos post

Natural de San Vicente de la Barquera, Cantabria, de las leonesas tierras del Órbigo y de otras partes del mundo por donde he ido dando tumbos…

Sígueme

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad