Es una de las cuestiones a las que más esmero he dedicado. Dado que allí las religiones no existen, de todas esas expresiones que adornan nuestro idioma, nacidas del ámbito religioso, el cristiano fundamentalmente, he dejado muy pocas. Solo alguna, pequeños oasis de reliquias piadosas en un mundo ateo. Las que aparecen lo hacen por significativas, por sonoras, por históricas, o porque me gustan… quién sabe. Es a eso a lo que he relegado la religión en Homeria: juramentos, frases hechas y modismos. Quería que fuese así, por esa extinción que tuvieron todos los cultos siglos atrás del momento de la historia y que, como no podía ser de otro modo, ha condicionado toda su sociedad. ¿Cómo? Habrá que leer los libros para saberlo…
En el español hay una cantidad ingente de palabras, dichos y refranes que descienden de las religiones y han llegado a trascenderlas: con la iglesia hemos topado (de la gran obra cervantina), desnudar un santo para vestir otro, comulgar con ruedas de molino, vivir como un cura, endiosado, de Pascuas a Ramos, etc. Y muchas más aún derivadas de latinismos y helenismos que, al no haber existido romanos ni griegos en aquellas tierras (algún día hablaré aquí de esos que en el libro llamo los Antiguos, y lo que significan), también he tratado de reducir, si no de eliminar. Si leéis alguno, lo más probable es que se me haya traspapelado.
¿Y a santo de qué desvarío hoy acerca de la expresión en capilla? Porque así es como me siento mientras escribo estas letras, apenas a un día de presentarme en la Feria del Libro de Madrid, con mi obra y mi boli. Allí me esperan, el martes 14 de 12:30 a 13:00, en la caseta 237 (Lantia Publishing) del Parque del Retiro, para mostrar al mundo un poco más de lo que se puede hallar en las páginas que narran viejas historias de la lejana Homeria. Para contaros, a todos, si queréis, más de cómo es El Libro Lacre.
Felices lecturas.
