En esta portada quise que apareciese la condesa Mandoline, personaje que gana protagonismo en la segunda entrega y que se merece ese honor. Mandoline (no recuerdo de dónde saqué ese nombre, pero me encanta) es fuerte, independiente, manipuladora, capaz, hermosa (la más hermosa mujer de Homeria, según dicen algunos), madre amante de su familia y, además, profundamente pragmática e inteligente. En la ilustración que acompaña estas letras se la muestra en un pasaje muy concreto de la historia, que refleja un momento terriblemente duro. Ese pasaje marcará, sin duda, sus siguientes decisiones y el devenir de la historia.
La condesa es un personaje al que, en algún momento, todos admiraríamos y querríamos parecernos y que en otros, en cambio, todos podríamos odiar o incluso compadecer. No hay personajes simples en esta historia, y Mandoline lo es menos que ninguno.