Considero el comienzo de la existencia de un libro en el momento en que es accesible al público por primera vez. Ni cuando lo termina su autor, ni cuando se finaliza la edición. Y, romántico o atávico como soy y, por ello, amante del papel, tengo que pensar que hoy, primer día que ha podido accederse a «Epílogo en sangre» en ese formato, es el día de su nacimiento.
Gracias, como siempre, a los dos libreros de referencia en mi San Vicente natal, Fran y su Tienda de Cristi y Marcos y su librería Babel que lo han acogido con la generosidad y el cariño habitual.
Ahí está, al lado de nada menos que un tal Ken Follet y un tal Santiago Posteguillo… casi nada.
En breve, más noticias en más lugares.
Felices lecturas.