Feria del Libro 2023 en Monforte de Lemos

Hay días alejados en el calendario del 23 de abril en que también se celebra el libro. En este caso, en la Feria del Libro de Monforte de Lemos.
230826 Feria del libro monforte 2023

Para un completo y absoluto amante de la literatura (aún me hace gracia recordar cómo se refería a mí Publishers Weekly, la revista literaria que en su día hizo una reseña de «Sin tierra ni patria», muy favorable, por cierto) pasear por cualquier feria del libro siempre es un placer.

En este caso, la feria del libro de Monforte de Lemos en este 2023 ocupa la calle Cardenal Rodrigo de Castro, otrora ocupada por gratas terrazas y anónimos paseantes y, esta semana, hogar de libros, casetas y actuaciones. Reconforta ver que la gente no sólo se acumula para ir a conciertos de reguetón, sino que también asisten, compren o no, a ferias como ésta.

Como prueba del gancho que tienen, todavía y pese a todos, eventos como una feria del libro, valga la foto que acompaña estas letras.

Son pocas casetas, la mayoría de las librerías que atestan las calles de Monforte. Desde el primer garbeo que hice, hace más de dos años, me pareció que había muchas librerías en este pueblo, algo que facilita acontecimientos como el de hoy, y que me inclina a pensar de los monfortinos un pelín mejor que del resto del mundo.

No puedo asistir a estos lugares y no llevar algo conmigo (me imagino que los oniomaníacos sienten algo así cuando van a cualquier tienda y no pueden dejar de comprar algo), pero esta vez lo he retrasado. El elegido iba a ser «Breo, el celta que desafió a Roma» pero, cuando ya estaba echando mano al bolsillo, el librero me dijo que por la tarde su autor, Francisco Narla, se pasaría por la caseta y firmaría los libros. No pude menos que esperar, entonces. Quizá consiga de él, además de la dedicatoria, algún consejo para orientarme en este proceloso viaje de las letras, en el que aún estoy dando los primeros pasos.

Hasta que llegase la hora, tuve que hallar algún otro divertimento, para lo cual una cerveza y un café con hielo frente a los escolapios siempre es buena opción. Que no todo en el mundo va a ser patearse una feria del libro. Ni allí, inmerso en el bullicio y aislado de todos, pude evitar que llegaran a mis oídos un par de conversaciones relativas al tema de la semana ―Blondales y sus desmanes… cómo somos en este país―, pero éste no es lugar para tratar de ello.

Volviendo a temas más habituales para este islote de internet, confieso que estos días ando algo ocupado revisando ya la primera galerada de «Epílogo en sangre», recién llegada a mis manos y mi ordenador. Antes de una semana, debería haber descubierto ya los errores que tenga y, como buen tiquismiquis, notificarlos para su corrección. A ello me dedicaré, con un ojo puesto en Rubián y una oreja dedicada a la canción que se me ha colado en el cerebro desde hace tres días y lo tiene okupado, «Lonely boy».

Algún día, cuando venda millones de libros, alguien me dirá si los más grandes también revisan ellos mismos sus pruebas de impresión o tienen algún Oompa-Loompa que los ayude con cuestiones de este tipo.

Más sobre la Feria del Libro de Monforte:

Entre esto y, quizá, probablemente, casi seguro, volver a ver las escenas más memorables de «El Señor de los Anillos», que esta tarde reponen en la caja tonta ―en algún momento habrá que dejar de llamarla así: cada día, los televisores son menos cajas y más hojas de papel, aunque sigan siendo igual de tontas―, habrá discurrido la arena del reloj y acudiré a la feria del libro para la firma y compra de mi ejemplar.

Tengo algunos libros firmados por sus autores. Debo reconocer que no es algo que yo, descreído global, valore demasiado. Pero, más que la firma de alguien que acaso algún día sea alguien, algún comentario, consejo o el simple contacto con quien dedicó tanto tiempo a sacar a la luz algo como un libro, objeto nacido para alegrarnos la vida, siempre es algo digno de atesorar. Tal vez no en una caja fuerte, pero sí en la memoria de cada uno y en los estantes de su librería.

Para cuestiones como ésta, es también muy útil una feria del libro.

Felices lecturas.

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Eduardo Noriega

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Natural de San Vicente de la Barquera, Cantabria, de las leonesas tierras del Órbigo y de otras partes del mundo por donde he ido dando tumbos…

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